Hipotensión postural: El mareo cuando te levantas rápido

hipotensión postural

Si te ha pasado que bruscamente te levantas y sientes un mareo, probable estés experimentando lo que se conoce como hipotensión postural o hipotensión ortostática. Este fenómeno es bastante común y, aunque generalmente inofensivo, puede ser molesto y, en algunos casos, indicar una condición subyacente. Entender qué lo causa y cómo manejarlo puede ayudarte a prevenir esos episodios incómodos.

¿Qué es la hipotensión postural?

La hipotensión ortostática se define como una caída significativa de la presión arterial (al menos 20 mmHg en la presión sistólica o 10 mmHg en la diastólica) que ocurre al cambiar de una posición acostada o sentada a una posición de pie. Para comprender por qué sucede esto, es útil entender cómo el cuerpo regula la presión arterial. Al momento de estar acostado, la sangre suele disminuir más uniforme por todo el cuerpo.

Sin embargo, al ponerte de pie, la gravedad hace que la sangre se acumule en las piernas y el abdomen. Esto reduce temporalmente el volumen de sangre que regresa al corazón, lo que a su vez disminuye la cantidad de sangre que el corazón bombea al resto del cuerpo, incluido el cerebro.

Normalmente, el cuerpo tiene mecanismos rápidos para contrarrestar este efecto. Los barorreceptores, que son células nerviosas especializadas ubicadas en las arterias carótidas (en el cuello) y en el arco aórtico (en el pecho), detectan la caída de la presión arterial. En respuesta, envían señales al cerebro, que a su vez activa el sistema nervioso simpático. Este sistema libera hormonas como la adrenalina y la noradrenalina, que hacen que los vasos sanguíneos se contraigan (vasoconstricción) y que el corazón lata más rápido y con mayor fuerza. Estas tipo de acciones combinadas favorecen en gran forma a restaurar la presión arterial a niveles normales, de este modo se asegura un flujo sanguíneo adecuado al cerebro.

Sin embargo, en personas con hipotensión ortostática, estos mecanismos compensatorios son más lentos o menos efectivos de lo que deberían ser, lo que lleva a una disminución transitoria del flujo sanguíneo cerebral y, consecuentemente, a los síntomas de mareo, aturdimiento e incluso desmayos en casos severos.

¿Por qué Ocurre?

Las causas de la hipotensión postural son variadas y pueden ir desde factores temporales y benignos hasta condiciones médicas más serias. Una de las razones más comunes es la deshidratación. Cuando no consumes suficientes líquidos, el volumen total de sangre en tu cuerpo disminuye, lo que hace que sea más difícil para tu sistema cardiovascular mantener una presión arterial adecuada al cambiar de posición. El calor excesivo, el ejercicio intenso o ciertas enfermedades que causan vómitos o diarrea también pueden llevar a la deshidratación y, por ende, a la hipotensión ortostática.

El uso de ciertos medicamentos es otra causa frecuente. Los diuréticos, que aumentan la producción de orina, pueden reducir el volumen sanguíneo. Los medicamentos para la presión arterial alta, como los betabloqueantes, los inhibidores de la ECA o los bloqueadores de los canales de calcio, están diseñados para bajar la presión arterial y pueden hacerlo en exceso al levantarse. Además, algunos antidepresivos, medicamentos para la disfunción eréctil y narcóticos también pueden tener la hipotensión ortostática como efecto secundario. La edad también es un factor importante, ya que a medida que envejecemos, la capacidad del cuerpo para regular rápidamente la presión arterial puede disminuir y los vasos sanguíneos pueden volverse menos elásticos.

Ciertas condiciones médicas crónicas también pueden contribuir. La diabetes, por ejemplo, puede dañar los nervios que controlan la presión arterial (neuropatía autonómica). Las enfermedades cardíacas, como la insuficiencia cardíaca o los problemas de válvulas, pueden afectar la capacidad del corazón para bombear suficiente sangre. Y las condiciones neurológicas, como el Parkinson o la atrofia multisistémica, pueden alterar el control del sistema nervioso autónomo sobre la presión arterial. En algunos casos, la hipotensión ortostática es idiopática, lo que significa que no se encuentra una causa subyacente clara.

¿Cómo Solucionarlo Fácilmente la hipotensión postural?

Afortunadamente, en la mayoría de los casos de hipotensión postural leve, hay varias estrategias simples y efectivas que puedes implementar para mitigar los mareos y mejorar tu calidad de vida. La clave está en ayudar a tu cuerpo a adaptarse más gradualmente a los cambios de posición y en asegurar una hidratación y circulación adecuadas.

1. Levántate Lentamente y por Etapas: Esta es la medida más fundamental y efectiva. Si estás acostado, siéntate en el borde de la cama por unos segundos o un minuto antes de ponerte de pie. Permite que tu cuerpo se ajuste a la posición sentada antes de la posición vertical completa. Una vez sentado, puedes mover las piernas y los pies antes de levantarte. Si estás sentado, levántate lentamente y haz una pausa por un momento antes de comenzar a caminar. Este tiempo extra permite que tus vasos sanguíneos se contraigan y que el corazón aumente su frecuencia, asegurando que llegue suficiente sangre al cerebro.

2. Mantente Bien Hidratado: Bebe suficiente agua a lo largo del día. Se recomienda generalmente consumir al menos 8 vasos de agua, pero la cantidad exacta puede variar según tu nivel de actividad y el clima. La hidratación adecuada aumenta el volumen sanguíneo, lo que facilita que tu cuerpo mantenga una presión arterial estable. Considera beber un vaso de agua antes de levantarte por la mañana o después de un período prolongado de descanso. Evita el alcohol, ya que puede contribuir a la deshidratación y dilatar los vasos sanguíneos, empeorando la hipotensión ortostática.

3. Aumenta tu Ingesta de Sal (con Precaución Médica): Para algunas personas, especialmente aquellas con hipotensión ortostática crónica y sin hipertensión, un ligero aumento en la ingesta de sal puede ayudar a retener líquidos en el cuerpo y elevar la presión arterial. Sin embargo, esto debe hacerse siempre bajo la supervisión de un médico, ya que un exceso de sal puede ser perjudicial para la salud cardiovascular, especialmente si tienes antecedentes de presión arterial alta o enfermedades cardíacas.

4. Usa Medias de Compresión: Las medias de compresión graduadas, que son más ajustadas en los tobillos y se aflojan gradualmente hacia los muslos, pueden ser muy útiles. Ayudan a evitar que la sangre se acumule en las piernas al presionar las venas, lo que facilita el retorno de la sangre al corazón. Esto puede reducir la caída de la presión arterial al levantarse. Consulta a tu médico para determinar el nivel de compresión adecuado para ti.

5. Realiza Ejercicios de Piernas Antes de Levantarte: Antes de ponerte de pie, puedes realizar algunos ejercicios simples con las piernas. Por ejemplo, bombea los tobillos o aprieta y relaja los músculos de las pantorrillas varias veces. Estos movimientos ayudan a activar la «bomba muscular» en las piernas, que empuja la sangre de regreso hacia el corazón, mejorando la circulación y preparando tu cuerpo para el cambio de posición.

6. Evita Ciertos Disparadores: Identifica y evita situaciones que sabes que te provocan mareos. Esto puede incluir duchas muy calientes, que pueden dilatar los vasos sanguíneos, o comidas grandes y pesadas, que pueden desviar el flujo sanguíneo hacia el sistema digestivo. Si te sientes mareado, siéntate o acuéstate inmediatamente para evitar una caída.

7. Ajusta tus Medicamentos (con Consulta Médica): Si sospechas que tus medicamentos están contribuyendo a tus mareos al levantarte, no los suspendas por tu cuenta. Habla con tu médico. Él o ella puede ajustar la dosis, cambiar el horario de toma o incluso recomendar un medicamento diferente que tenga menos efectos secundarios sobre la presión arterial.

En resumen, la hipotensión ortostática es una respuesta fisiológica a un cambio rápido de posición que provoca una caída transitoria de la presión arterial, resultando en mareos. Si bien a menudo es inofensiva y se puede manejar con estrategias simples como levantarse lentamente, mantenerse hidratado y usar medias de compresión, es crucial buscar la opinión de un profesional de la salud si los síntomas son persistentes, severos o si sospechas que una condición médica subyacente o un medicamento pueden ser la causa. Un diagnóstico adecuado y un plan de manejo personalizado te ayudarán a controlar esta condición y a prevenir sus posibles complicaciones.

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